El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes de la niñez. Usualmente, su diagnóstico se realiza en la niñez y a menudo dura hasta la adultez. Un niño con TDAH puede experimentar problemas para prestar atención o ser excesivamente activo.
Decidir si un niño tiene TDAH es un proceso de varios pasos. No existe un único examen para diagnosticarlo, y hay otras enfermedades mentales, como la ansiedad, la depresión y ciertos tipos de trastornos del aprendizaje, que pueden presentar síntomas similares. Lo más recomendable es hablar con un profesional de atención médica (psiquiatra, pediatra) ante cualquier sospecha.
Un niño con TDAH puede presentar las siguientes conductas: fantasear mucho, olvidar o perder las cosas con mucha frecuencia, retorcerse o moverse nerviosamente, hablar mucho, tener problemas para respetar turnos o tener dificultades para llevarse bien con otros.
Los síntomas de TDAH a veces pueden disminuir con la edad. Otras personas nunca los superan por completo pero pueden aprender estrategias para convivir con los mismos exitosamente a través de tratamientos. El tratamiento comúnmente involucra medicamentos e intervenciones conductuales. El diagnóstico y tratamiento tempranos pueden hacer una gran diferencia en el resultado.