En el conflicto entre Rocío Carrasco y Antonio David Flores, solo parece haber dos bandos posibles. Quien se atreva a exponer o criticar a uno de los dos, será agredido por quienes lo integren y vinculado automáticamente con el otro lado. Algo similar le ha sucedido a Diego Arrabal, que en menos de una semana pasó de ser considerado como un miembro más de "La Marea Azul" a transformarse en el nuevo enemigo de "la familia".
El motivo de este cambio ha sido la imagen que el paparazzi ha publicado en su cuenta de Twitter, donde revelaba que la manifestación de apoyo a Antonio David no había sido tan grande como se decía. A partir de aquel momento, algunos seguidores y seguidoras de la familia Flores, han decidido soltar la mano de Arrabal, cuestionarlo en redes, agredirlo en su canal de YouTube y acusarlo de "meterse con las personas, mentir y manipular". En otras palabras, lo acababan de ubicar en el bando de sus rivales.
Si bien Diego Arrabal ha intentado defenderse y ha manifestado que no tiene ningún problema con Antonio David y que solo había publicado esa imagen porque "correspondía contar la verdad", lo cierto es que parece difícil de creer que no lo haya hecho como una especie de venganza. Unas horas antes, la había liado parda al compartir una fotografía del ex Guardia Civil abrazado a una mujer muy parecida a Olga , diciendo que "una imagen vale más que mil palabras". Al ver ese mensaje no fueron pocos los que vieron un intento de colar algo completamente falso y salieron a cruzarlo, derivando en un directo "muy crítico" dedicado a la concentración y en un descargo en el que afirmaba "No pertenezco a ninguna corriente. No estoy en venta. No tengo miedo. No me callaré. Soy libre.",
Aunque ninguno de los dos ha hablado mal del otro, y no estuvieron ni cerca de hacerlo, parecen haber quedado olvidados los tiempos en los que Arrabal desafiaba a Rocío Carrasco y daba lugar a Antonio David Flores, diciendo que se merecía muchas cosas buenas por todo lo que lo habían hecho sufrir. Quizás en breve se aclare todo y se termine el clima de conflicto en el que parecen sumidos. De momento, por desgracia, parece que no va a ser así.