Las noticias acerca de cuáles son los requisitos o cachets que las mega estrellas de la música imponen en sus contratos suelen filtrarse y convertirse en vox populi. Hay un rumor instalado acerca de Madonna, una de las celebridades más exigentes: después de dormir en un hotel se debe destruir el inodoro que ella usó. También se habla de que por cláusula contractual ningún empleado puede mirarla a los ojos. Menús insólitos y camarines equipados a todo lujo, esos son algunos de los ítems que se repiten entre los requisitos de las estrellas. Pero Julio Iglesias dio un paso más.
En una gira por Brasil, trascendió la noticia de que Julio Iglesias pidió que se cerrara el Jardín Botánico para poder visitarlo él solo. También pidió bicicletas para paseos nocturnos. También pidió una lista de restaurantes de prestigio: quería hacer un recorrido personalizado a lo mejor de la cocina de cada país. Estamos frente a un artista caro, que cobra entre 5 y 10 millones de euros por show.
Pero hay una manía oculta de Julio Iglesias y ahora ha salido a la luz. El mítico restaurante madrileño Zalacaín estuvo a punto de cerrar sus puertas debido a la pandemia del coronavirus y el duro impacto en la economía, principalmente en todo el sector gastronómico. Ahora decidieron reabrir y, para hacerlo, lanzaron algunas anécdotas con famosos, quizás para lograr un poco de promoción para su regreso.
Allí llamó la atención el nombre de Julio Iglesias. El cantante es un fanático del buen vino y tiene una particular manía con la temperatura del vino. El sommelier del restaurante, Custodio Zamarra, ha dado detalles sobre las exigencias del cantante. Al parecer, el ídolo de la canción tiene un gusto exquisito y sabe detectar la temperatura justa para un vino. Y, por supuesto, va a exigir que todo esté perfecto.