El 21 de mayo de 1976, hace ya más de 45 años, Chipiona se revolucionó por completo y vivió uno de sus días más festivos. Rocío Jurado, su hija prodiga, y Pedro Carrasco, el exitoso boxeador, dieron el "sí, quiero" en el santuario de Santuario de la Virgen de Regla, como no podía ser de otra manera.
La boda fue multitudinaria. Más allá de los afectos y amigos presentes en la iglesia, los cuales se contaban por decenas, y de los vecinos de la cantante, que lógicamente se hicieron presentes por miles, hubo muchísimas personas que viajaron desde diferentes puntos de España para presenciar la ceremonia. Tanto fue así, que el novio y la novia necesitaron ayuda para moverse entre la marea de gente que se agolpaba en las inmediaciones del templo y poder entrar en él.
Ella llevaba un vestido blanco con cuello redondo y un velo, discreto y sencillo, pero a la vez elegante. Él, un traje gris claro que mostraba mucha prestancia y combinaba en cada una de sus piezas. Tras confirmar que se elegían uno al otro en el altar, viajaron hacia una plataforma ubicada en una explanada del municipio para cortar la tarta de bodas y ofrecérsela a los cientos que los aguardaban en el lugar. Una verdadera locura, sí, pero nada que no se pudiera esperar de ella, acostumbrada a tener una casa con las puertas abiertas.
“Nadie apostaba por nosotros y aquí estamos, casados y felices, más enamorados que nunca”. fueron las palabras que utilizó Rocío ante la prensa. Y tenía razón, porque aunque se separaron trece años después, el amor entre ellos siguió durante toda su vida, ya no como pareja, es verdad, pero sabiendo los dos lo importantes que eran en la vida del otro, dispuestos a ayudarse y a acompañarse siempre.
Casi cinco décadas han pasado de ese momento y ninguno de los protagonistas de esta historia sigue en este mundo. Sin embargo, por las calles de Chipiona, y por toda España, aún hoy se recuerda todo lo que se vivió en aquella jornada, el día de la unión entre Rocío Jurado y Pedro Carrasco,