Sálvame siempre fue un programa al que se lo tuvo entre ceja y ceja. No son pocos los que lo califican como un claro exponente de la televisión basura, del periodismo amarillista, como tampoco son pocas las campañas que hubo para pedir que se lo saque del aire.
Hasta el momento, poco le había importado al programa lo que pudieran decir de él. El grueso de la gente lo acompañaba, los famosos querían estar allí y se había transformado en el dueño absoluto de la tarde y en uno de los shows estrellas de la emisora, que le aseguró un lugar primordial durante casi diez temporadas. Sin embargo, en los últimos días comenzaron una serie de eventos que amenazan un reinado que parecía indiscutible.
Sucede que ahora, a diferencia de otras ocasiones, las voces críticas vienen desde dentro del plató. Episodios como el de Kiko Hernández, a quien parecen haberle soltado la mano; el bochornoso despido de Antonio Canales, que rozó la humillación; el destrato a Tom Brusse en La última cena; las quejas de María Patiño hacia Paz Padilla o la burla de la producción de Sálvame para con Chelo García Cortés, a quien calificaron de "no dar la talla", son solo la punta de ovillo de una maraña de conflictos que, aunque en algunos casos pueden ser orquestados, parecen haber perdido la gracia.
Eso se nota cada vez más. Las críticas se multiplican por decenas, tanto en redes, como en portales, como en otros programas. La credibilidad hacia quienes participan del ciclo, que en realidad nunca fue muy grande, está en su punto más bajo y el rating ha descendido drásticamente, viéndose superado por Tierra Amarga y Amar es para siempre durante muchos días seguidos.
Carlota Corredera asegura que no hay nada de qué preocuparse, que las palabras de Canales son mentira. Kiko Hernández, que no importa lo que opine nadie, sea a favor o en contra, que será la audiencia la que determine si el programa debe seguir o no. En cualquiera de los casos, está claro que Sálvame se enfrenta a uno de sus momentos más duros en la pantalla y que solo el tiempo dirá si logra reponerse y volver a su lugar estelar.