En agosto de 2016, Aramís Fuster, aseguró que estaba atravesando uno de los mayores baches de su vida y no dudó en recurrir a Sálvame para contar el duro momento que estaba atravesando. Decía estar enferma pero, ¿era verdad su testimonio?
Los colaboradores del ciclo de Telecinco se mostraron escépticos ante el testimonio de la vidente y, poniendo en práctica todas su herramientas periodísticas, descubrieron unas comprometedoras imágenes, que dejaron en evidencia que la “máxima autoridad en ocultismo” no había sido del todo sincera.
En su momento, la esotérica se sentó en el plató de Viernes Deluxe y detalló exhaustivamente todos los pormenores de aquel dificultoso momento, entre los cuales enumeró la mala relación con sus hijos, sus problemas financieros y, lo más grave de todo: aseguró tener una “enfermedad terminal”.
El primero en saltar de su silla ante las descabelladas confesiones de la bruja, fue Kiko Matamoros, quien en tono burlón consultó a la invitada si acaso había estudiado arte dramático. “Te estás intentando reír de la gente y te estás riendo de ti misma”, dijo el colaborador de Sálvame.
Pero los colaboradores de Sálvame tenían todo para sospechar de Fuster. A pesar de que la espiritista había mostrado dificultades para caminar, de hecho acudió a su primera entrevista con bastón, los periodistas tenían bajo la manga algunas imágenes que dejaban a la vidente al descubierto: con un traje amarillo ceñido y unas plataformas, caminaba con normalidad en dirección al coche que, minutos después, la llevaría a Telecinco.