Rocío Carrasco y Telecinco tienen una relación muy especial. Ella encontró en Mediaset y en su principal productora, "La Fábrica de la Tele", un apoyo y un refugio, el lugar ideal para poder contar lo que había vivido, sin dejar de sentirse contenida, mientras que la empresa ha dado con una figura que no solo les permitió demostrar lo comprometidos que están con su causa, sino que además les ha rendido muy bien en lo que a repercusión y rating se refiere. Sin embargo, esos tiempos parecen estar comenzando a cambiar.
Desde hace algunas semanas, Mediaset se muestra desesperada por llevar a sus filas a alguna de las personas que más conflictos han tenido con Rocío. Primero se apuntó a Olga Moreno, a quien pretendían darle muchísimo más protagonismo tras su paso por Supervivientes 2021 y cuyo nombre sigue rondando por los pasillos. Y luego se rumoreó, nadie sabe a ciencia cierta desde donde, que Rocío Rodríguez Mohedano y Amador Mohedano, dos de las personas más críticas con Carrasco y que se han mostrado muy cerca de Antonio David, estarían presentes en Secret Story en el nuevo reality del canal.
Esta idea responde básicamente a dos factores. Por un lado, saben que todo el universo alrededor de la familia de Rocío rinde y mucho, quizás más que cualquier otro. Por el otro, a una intención explicita de despegarse de ser considerados "la cadena de Carrasco", debido a que es uno de los argumentos que habitualmente se usan para criticar la actitud del canal y a que sienten que la imagen positiva de ella ya no es tan alta como antes.
Está claro que no van a buscar a Antonio David o a Rocío Flores, porque además de los conflictos y asuntos legales que tienen con el primero, hacerlo sería frivolizar toda la denuncia realizada en el documental y desmentirla implícitamente, además de ponerse en contra a una gran parte de la opinión pública y a la misma colaboradora. Sin embargo, sí ven con buenos ojos hacerlo con quienes rondan o tocan de cerca a la protagonista, por más críticos que sean, sobre todo ahora que la segunda parte de la serie no tiene nada que ver con la primera y no tratará un tema tan delicado.
Ese es el panorama actual de la cadena, que se debate entre seguir haciendo rendir y apoyando a una de las figuras más importantes del último año y la necesidad de independizarse de ella, antes de que, desde su visión, sea demasiado tarde. Del futuro próximo dependerá qué tan bien le vaya a la segunda temporada de la serie. Si triunfa, será muy sencillo mantener la situación actual, pero si no, volverá a quedar en evidencia la picadora de carne que es la televisión.