Según lo que se detalla en los medios, Charlène y Carolina de Mónaco no se llevan bien. Ahora que la princesa está en Sudáfrica, las hermanas del príncipe Alberto han aparecido constantemente ante las cámaras. Sin embargo, esto no sucede cuando la princesa de Mónaco está presente, ¿será la confirmación de la mala relación entre ellas?
Lo cierto es que la princesa Carolina y su hermana Estefanía desaparecieron de la esfera mediática cuando Charlène se casó con Alberto. Sin embargo, durante estos meses en los que la princesa de Mónaco ha estado ausente por sus problemas de salud las hermanas del consorte han estado más que unidas y se las ha visto muy sonrientes ante las cámaras. Aquí, te contamos la verdadera razón.
En el tiempo en que Charlène Wittstock era novia del príncipe Alberto, se encargó de definir a la población monegasca como "tiburones y víboras". No resulta difícil imaginar ese escenario tenebroso, en el que las dos cuñadas princesas desde su nacimiento lo han tenido todo. La sudafricana llegaba a ocupar un lugar de gran nivel en el palacio y debía lidiar con el insidioso proceder de la prensa y las sucesivas novias del príncipe Alberto.
Cuando Grace Kelly murió fue Carolina de Mónaco quien asumió el peso del protocolo palaciego femenino, representado para la prensa internacional toda la sofisticación de La Roca. Alberto, en ese entonces, pensaba en vivir la vida con una y otra mujer, mientras Estefanía se jugaba su vida como modelo, como cantante, como artista, etc. Sin embargo, cuando en 2011 Alberto de Mónaco decide pedirle la mano a la entonces nadadora olímpica, sus hermanas comienzan a cuestionar la capacidad de Charléne para soportar el peso del mundo royal. Quizá por eso no es extraño que los looks y carácter de la princesa se hayan enrudecido con el paso de los años.
En todo caso, las hermanas del príncipe Alberto jamás aceptaron a ninguna de sus novias en sus 53 años de vida, por lo cual, el destino de Charlène con ellas estaba escrito: sería un total infierno enfrentarlas. No obstante, la relación de la ex nadadora con la princesa Estefanía no fue del todo mala en un principio. Ambas sentían afinidad por el deporte, la vida tranquila y huían de protocolos exhaustivos. La princesa Carolina, en su rol heredado y amante del protocolo palaciego le recriminó a la sudafricana su incapacidad a la hora de cumplir con los actos sociales de Mónaco.
En otra versión, cuando Charlène insistió en dejar de asistir a los actos junto a Alberto, perjudicó la imagen de la pareja real y todo recayó nuevamente sobre la princesa Carolina, quien solo quería dedicarse a disfrutar de sus nietos y de su fortuna. Por esta razón, ahora que la esposa de Alberto se encuentra en Sudáfrica, el trio de hermanos ha aparecido constantemente en público. La princesa Carolina ha recuperado su puesto de primera dama del principado y, en realidad, parece disfrutarlo más que permanecer alejada del foco mediático.
Por su parte, estando en Sudáfrica, la princesa de Mónaco ha afirmado que en el palacio no ha tenido más que dos amigos y que el resto de personas han sido hostiles. Esta declaración se suma a la versión de la prensa extranjera, que asegura que la princesa Carolina ha estado celosa de Charléne durante estos diez años y que hoy, en su ausencia, ha emprendido una campaña de desprestigio en su contra. Esta historia tiene aristas por donde se la mire y todo nos remite a esas fantásticas escenas de peligro de las princesas en el reino, luchando contra los designios de una bruja malvada o unas taimadas hermanastras.