Hay un personaje dentro de la monarquía europea que ha tomado relevancia tras su misteriosa salida de la vida pública. Hablamos, sin lugar a dudas, de Charlene de Mónaco. Nadie sabe qué le pasa: se habló de una enfermedad que la recluyó, de un divorcio y de un no querer saber nada con las obligaciones reales. En el medio, una familia que la espera.
No es solo no saber qué le ocurre a Charlene, sino siquiera dónde está. El hermetismo es total. Alberto II - su esposo- intenta mostrarse cauto y bajarle el nivel a las habladurías de la prensa (que se hacen un festín con esta princesa fugitiva y enigmática). La tesis más fuerte es que se encuentra frente a un divorcio tapado bajo todos los mecanismos que tiene la realeza.
Por su parte, la versión oficial habla de un delicado estado de salud que la tendría a Charlene recluida en Sudáfrica. Se supo que Alberto II y sus hijos Jacques y Gabrielle viajaron a verla al centro donde está. Esto ocurrió para las fiestas de fin de año. Pero ahora se suma otra fecha importante: el cumpleaños número 44 de Charlene de Mónaco.
¿Habrá un encuentro familiar? ¿Seguirán distanciados? ¿La corona emitirá algún tipo de mensaje más convincente? Se habló de una cirugía estética mal hecha y una posterior depresión. De un aborto espontáneo. De divorcios y hasta de problemas psicológicos graves. Cada 25 de enero se celebra el cumpleaños de Charlene, pero nadie sabe qué le pasa a la princesa más enigmática de la monarquía.