En la última entrega de ‘En el nombre de Rocío’, Amador Mohedano quedó en una situación escandalosa al ser señalado por su sobrina como uno de los gestores más ineficientes del Museo Rocío Jurado. A través de la docuserie, Rocío Carrasco presentó un conjunto de documentos que pondrían sobre la mesa cuestiones y manejos oscuros por parte del exmarido de Rosa Benito. ¿Hasta dónde llegará la empresaria? ¿Cómo se encuentra el hermano de la tonadillera?
Hace semanas que Mohedano decidió escapar de la prensa y todos los males que rondan a su familia. A través de los muros de la estancia ‘La más G’, en honor a su hermana, el padre de Rosario aprovechó para hundir a Carrasco de la única manera que sabe hacerlo. Agobiado y sin ataduras, espera que el final de la docuserie signifique un cierre definitivo a los discursos que su sobrina impulsó mediante la pantalla de Telecinco.
El equipo de Europa Press se acercó hasta el hogar de Mohedano, quien se encontraba en la puerta de ingreso a la propiedad en plena limpieza rutinaria. Fue allí en donde la reportera intentó obtener el testimonio y la respuesta del ex de Rosa Benito en referencia a los dichos de Carrasco sobre el mal manejo de los fondos del Museo Rocío Jurado. “No voy a decir [ninguna cosa] eh”, adelantó de primera mano.
De esta manera, y en silencio rotundo, Amador Mohedano tomó la iniciativa de escurrirse de la prensa en su bici y junto a su perro. Es evidente que los documentos que enseñó Rocío Carrasco en los cuales desmienten que el museo se encuentre en un mal estado, como solía replicar el ex de Rosa Benito, le preocupan. El círculo de la familia mediática no quiere esbozar palabra alguna; desde la reserva planean la próxima respuesta contra Rociíto.