Se aproxima el final de la docuserie y a Rocío Carrasco se le terminan sus mensajes, documentos, demandas y arpones para desplomar a su ‘familia mediática’. Con el estreno de sus dos documentales, una presentada el pasado 2021 y otra que está próxima a ver el final, tal vez la empresaria busca algo más allá que solo definirse como hija de Rocío Jurado. ¿Rociíto, pretende ser una leyenda?
La primogénita de la cantante más famosa de España ha vuelto a los medios de comunicación con su propio discurso y una serie de programaciones dedicadas a enseñar que el entorno de la Jurado no siempre fue tan bueno y que, hoy día, cada familiar depende de la imagen de la tonadillera para currar. Sí, currar. Desde una exclusiva para una revista, hasta un especial televisivo, pasando por conciertos homenajes, hasta presencias en platós con el simple hecho de hablar en nombre de una difunta. Una difunta que ya es nuestra leyenda, nuestro ícono popular. Pero: ¿Y Carrasco?
Pues Rociíto montó una manera de relatar su vida y la de su madre y la capitalizó en algo que actualmente le rinde de manera económica. Además de ser la heredera universal de todos los derechos de la tonadillera, da la sensación que Carrasco buscaría convertirse en un futuro en una leyenda. No olvidéis que la empresaria se considera una referente dentro del feminismo, por, entre otras cuestiones, haber expuesto su vínculo tortuoso con Antonio David Flores. Tras ello, mediante las redes sociales, una ola de muchachas comenzaron a valerse por la imagen y el testimonio de la esposa de Fidel Albiac.
Sea o no el objetivo principal de Rocío Carrasco convertirse en una leyenda, de seguro existe una cosa que sucederá. La hija de Rocío Jurado pasará a la historia y de eso no seremos los encargados en juzgarla, sino el propio pueblo, que así como idolatra a la tonadillera ya difunta, sabrá con qué discurso se guardará en la memoria el paso en esta vida de la empresaria.