Si hablamos de elegancia, hablamos de joyas y de piezas únicas, por ende, pensamos en la realeza, en doña Sofía. Como es sabido la emérita cuenta con un envidiable joyero, con muchas piezas únicas heredadas de su madre, regalos del conde de Barcelona, de su suegro y de Franco. Pero, sin lugar a dudas, su colección de tiaras convertibles en collares es una de las más bellas y únicas del mundo.
La firma elegida por excelencia de doña Sofía es Bulgari, que en los años ochenta le confeccionó varias gargantillas a la entonces reina. Quien acudió en varias ocasiones al joyero de su suegra fue la reina Letizia, que lo eligió para la confección de piezas muy importantes. Uno de los gestos más maternales que ha tenido doña Sofía con la reina Letizia es cederle algunas de sus joyas más preciadas.
Una de las más conocidas son las turquesas, las cuales doña Sofía estrenó en 1985 con motivo de una gala ofrecida por los reyes al rey Hussein de Jordania y su esposa Noor. Allí lució los diamantes y las piedras turquesas combinadas en un collar y pendientes; se supone fue un regalo de sus invitados. En 2017 la reina Letizia las portaría durante una visita a la Abadía de Westminster, durante su viaje oficial a Reino Unido.
Otra de las joyas cedidas de doña Sofía a doña Letizia son las esmeraldas que combinó en más de una oportunidad. Las diecinueve esmeraldas las utilizó en una oportunidad, en la boda de los reyes, en 2004. El conjunto está compuesto por una gargantilla, una pulsera y unos pendientes. Si bien no se sabe a ciencia cierta cómo las obtuvo, se pudo ver a la reina Letizia utilizar solo los pendientes en 2017, en la celebración de la ascensión al trono del emperador Naruhito de Japón.