A pesar de ser hija de dos de las figuras más mediáticas de todo el país, Rocío Flores había decido, en un primer momento, mantenerse alejada de los medios de comunicación. Pese a su firme posición, la joven cambió de parecer durante el 2020, momento en el que decidió participar en 'Supervivientes', dando así su salto a la pantalla chica. Tras más de dos años de carrera, esta ha logrado convertirse en uno de los rostros habituales en los plató de televisión.
Su paso por 'Supervivientes' supuso un gran cambio para ella. En este sentido, Flores le confesó a Sonsoles Ónega que, durante el reality logró adelgazar 16 kilos, siendo este el principal impulso que le hizo cambiar su estilo de vida. Gracias a su perseverancia, la colaboradora de televisión ha logrado estilizar su figura, por lo que se siente sumamente cómoda consigo misma.
El pasado 29 de marzo, Rocío Flores sorprendió a sus seguidores al develar que se sometería a una lipoescultura. A pesar de que la intervención fue un éxito, su recuperación ha resultado bastante lenta. Desde entonces, la colaboradora de televisión ha estado utilizando una faja día y noche, la cual —develó— no puede quitarse porque no quiere que se le produzcan pliegues en el abdomen.
Del mismo modo, Flores confesó que, en realidad, estuvo utilizando dos fajas tubulares, una para marcar cintura y otra para la cadera. La colaboradora de televisión admitió que el proceso de recuperación de dicha intervención ha sido bastante doloroso y que una de las cosas más frustrantes es no poder hacer nada y tener que depender de los demás. A pesar del dolor y la incomodidad de las fajas, la hija de Antonio David Flores está realmente contenta con el resultado de la operación.