El 22 de mayo de 2004, Letizia Ortiz, una periodista aclamada y reconocida por el pueblo español, se convirtió en parte de la línea sucesoria al trono de nuestro país. Lo cierto que, en ese entonces, el pasado de la asturiana pesaba mucho más que la ilusión de tenerla como princesa dentro de la Zarzuela. Sin más, la actual monarca abandonó una de sus mayores pasiones por el hecho de formar parte de la corona.
A los 32 años, Letizia dejó todo un pasado atrás, abandonó una profesión como periodista y presentadora de noticias para llegar a lo más alto del escalafón social. ¿La actual reina de España aún conserva algo de aquel trabajo? ¿Por qué Juan Carlos y doña Sofía se presentaron reacios a recibir a una plebeya y comunicadora en el Palacio Real?
El rechazo de doña Sofía y Juan Carlos I
Para ser reina es necesario provenir de una familia de sangre azul; o al menos eso es lo que se creía hasta que Felipe VI eligió a la reportera de TVE como su esposa. Hasta ese entonces, Letizia vivió como una persona común de clase media a la cual representaba con orgullo. Además, ejercía uno de los trabajos más señalados por los poderes reinantes. Ser parte de la prensa era tener un amplio conocimiento y curiosidad, motivo de rechazo para una familia tradicional y católica, como la de Sofía y Juan Carlos. La asturiana representó una problema para el entorno, ya que llegó a la institución real sin educación en la materia, a diferencia de otras nobles españolas.
Según Alfredo Urdaci, exjefe de Letizia en TVE, en una entrevista ofrecida a Televisión Azteca hace ocho años, aseguró que la actual reina era una persona comprometida con la sociedad. “A ella le gustaba estar cerca de la gente cuando padecía algún tipo de calamidad, de catástrofe, accidentes…”, comentó en el pasado el antiguo director de la cadena pública de noticias acerca de la entonces periodista.
Letizia y su ética de estar cerca de la gente
En nuestros días, se podría decir que Letizia guarda un poco de aquel profesionalismo de comunicadora arraigada a las problemáticas sociales. Gracias al apoyo de Felipe, se convirtió en una bocanada de aire fresco para la Familia Real, por lo que acercó más aún el pueblo a la corona. La actual monarca sigue comprometida con causas humanitarias en nuestro país y en las naciones más diezmadas. Si bien ha abandonado su pasión para convertirse en la persona más importante de España, se puede concluir que, en ciertos aspectos de su vida cotidiana, se puede vislumbrar a aquella muchacha interesada en aportar su grano de arena por el bien de los demás.