En 2007 Letizia padeció las primeras vacaciones con la familia real. Sí, las padeció, ya que no todo salió como la monarca imaginó. Era la primera escapada junto a doña Sofía y don Juan Carlos, a tres años de haber ingresado al círculo regio como princesa de Asturias. A pesar de las malas situaciones, la reina logró sortear su visita a Mallorca de la mejor manera.
Cada vez que se ingresa a una familia por haber mantenido un vínculo romántico con un integrante de ella, se genera cierta incomodidad; eso mismo fue lo que doña Letizia sintió al llegar a Mallorca de la mano de Felipe VI y con todo el clan real. Uno de sus primeros intentos por encajar en los pasatiempos de sus parientes fue la navegación en las regatas, deporte aclamado por Juan Carlos y sus hijos. Lo cierto es que, por ese entonces, la actual monarca no se interesó en pertenecer al movimiento y quedó recluida con sus cuñados, Iñaki Urdangarín, Jaime de Marichalar y la emérita Sofía.
En segundo lugar, Letizia padeció la presión de la prensa. Nunca imaginó estar del otro lado de las cámaras y ser a ella a quien fotografiaban. Durante los días que asistió a la navegación en las regatas, la princesa de Asturias vistió el mismo atuendo siempre, con el objetivo de dejar de ser llamativa para la prensa, pero eso nunca sucedió. A partir de ese instante, la actual monarca se convertiría en un ícono de moda digno de ser fotografiado.
Las primeras vacaciones de Letizia junto a la familia real de seguro quedarán para el olvido. Gracias a su desinterés por el deporte náutico, la monarca propuso a la familia real recorrer sitios históricos y culturales de Mallorca, para así enriquecer su percepción del territorio al que visitaban. Debido a ello, la esposa de Felipe VI convirtió en famosos a ciertos lugares ocultos de la isla. Hoy en día, nuestra reina se ha acostumbrado al sitio, ya que, verano tras verano, acude junto a sus hijas al palacio de Son Vent.