En 1974, Joan Manuel Serrat pronunciaba tres palabras que, durante años, servirían como inspiración para miles y miles de personas: "Vivir para vivir". Fiel a su estilo, el cantante no decía esto por un simple hecho comercial, por encontrar una frase que sirviera para vender su nueva canción, sino porque esa siempre ha sido una de sus filosofías a la hora de encarar su realidad. Es decir, a esta altura resultaría extraño encontrar algo que él no haya experimentado en primera persona.
Ha sido justamente esa manera de vivir la que ha traído como consecuencia que se pudieran encontrar decenas de historias y situaciones impensadas protagonizadas por Joan Manuel Serrat. Una de ellas es, sin lugar a dudas, su breve carrera dentro del mundo del cine, donde llegó a protagonizar nada menos que cuatro películas entre 1968 y 1976, algo que resulta totalmente desconocido para la mayoría de sus seguidores.
La primera de ellas se llamó "Palabras de amor" (1968), donde se puso en el papel de Juan, un muchacho que decide abandonar su pueblo para probar buscar el éxito en la ciudad. Tras ella llegaron "La agonía de los peces fuera del agua" (1970), donde hacía de un pescador enamorado de una turista, y, más tarde, "Mi profesora particular" (1972), donde interpretaba a un estudiante enamorado de su maestra. Como se puede apreciar fácilmente, en todas había un patrón muy marcado.
Sin embargo, su última película, estrenada en 1974, fue muy diferente al resto. En "La ciutat cremada" se narran los hechos históricos y políticos que sucedieron en Barcelona entre 1899 y 1909. En este contexto, Joan Manuel Serrat deja de lado el rol de galán y cantante para actuar por primera vez de algo diferente a sí mismo. Paradójicamente, esa ha sido su producción mejor calificada y criticada, tanto por la prensa como por el público.
No quedan dudas de que Joan Manuel Serrat ha vivido todo tipo de situaciones a lo largo de su carrera. El cantante se ha dado el lujo de protagonizar películas, llenar teatros, brindar conciertos multitudinarios, conocer el mundo entero y, gracias a todo esto, ganarse un lugar permanente en el corazón de la gente.