“Cuando viajas no puedes pasar por el mundo como turista japonés, haciendo fotos”. Con esas palabras, Joaquín Sabina justificaba, allá por el 2015 en una entrevista para La Sexta, la colección de tesoros que guarda en lo que define como su “hábitat bien barroco”, justo arriba del piso donde hace ya más de veinte años ocurrían unas noches por las que admite sentir nostalgia, mientras se ríe, sabiendo que con esas declaraciones no hace más que avivar su mito.
Lo primero que salta a la vista al ingresar en esa habitación es la impresionante cantidad de libros que posee en su biblioteca. Particularmente destaca dos: “Los versos del capitán” de Neruda, en una primera edición sin firmar, y “Ulises”, también su primera tirada, autografiado por James Joyce. “Toda esta colección de libros la tengo para molestar a Luis García Montero”, aclaró Joaquín, que enseñaba sus conquistas con humildad y haciendo un esfuerzo para simplificar una historia que seguramente llevaría horas narrar.
Por supuesto que esos dos tesoros no son los únicos que se encuentran en su casa. También destacan dos trajes de toreros que “se picaron” por ver quién le daba el obsequio más significativo. El primero es el de Alejandro Talavante y el segundo es el de José Tomás, ganador absoluto de esa contienda que en su cumpleaños 60 le regaló una de sus vestimentas más emblemáticas, confeccionada en honor a "De Purísima y oro", una de las canciones de Joaquín Sabina.
Queda claro que cada rincón de la casa de Joaquín Sabina guarda una historia, tiene un sinfín de conversaciones, nombres, apellidos y vivencias a sus espaldas. Por eso, es tan importante estar atento a ellas y no perderse ninguno de los detalles que el cantante decida dar a conocer.