Cuando se estrenó 'En el nombre de Rocío', Amador Mohedano y Rosa Benito parecieron acercarse con una especie de reconciliación en vivo. Tenían —claro— un objetivo en común: defenderse ante los embates de Rocío Carrasco, algo que requería propiciar la imagen de una familia sólida, que sabía perdonar los errores del pasado. Con la docuserie ya terminada, ese escenario que habían montado comenzó a flaquear, sobre todo después de las navidades, cuando quedó en evidencia que el hermano de Rocío Jurado no había sido invitado a compartir ese momento con su exesposa y sus hijos.
Cuestionado por la situación, Amador Mohedano reconoció que "no pasaba por un buen momento con Rosa Benito". Adicionalmente, agregó que a veces le enviaba mensajes, incluso alguno que otro cariñoso, pero que ella terminaba ignorando la mayoría, algo que lo hacía entender que no debía insistir y debía darle espacio. "A ella hay cosas que le siguen molestando", decía, dejando caer cierta comprensión de su parte.
Aunque esas palabras ayudaban a que la tensión disminuyera y se pudiera seguir hablando de "mejores momentos" entre ellos, la inauguración del museo de José Ortega Cano terminó por hundir su estrategia. Amador Mohedano volvió a ausentarse y responsabilizó directamente a su exesposa y a su entorno por esta situación. "¿Sabes por qué no quise ir? Porque yo con las malas caras no me identifico, me siento incómodo. Yo no quería ver malas caras y entonces como yo estoy, en este tiempo, mal con Rosa, pues no quería que la prensa nos viera ahí”.
De esta manera, Amador Mohedano ha terminado con la imagen que había intentado montar el año pasado y ha evidenciado que todo sigue mal con Rosa Benito. Es evidente que sus palabras enseñan cierto cansancio y parecen arrastrar consigo la existencia de una discusión al respecto con su familia.