El próximo 17 de junio, Tamara Falcó e Iñigo Onieva celebrarán una boda que hasta hace poco menos de un mes parecía totalmente imposible. Será una ceremonia repleta de estilo y lujo que se llevara adelante en la finca familiar y que buscará dejar atrás todos los malos momentos que ha pasado la pareja
Aunque parecía que el camino hacia esa fecha iba a ser sencillo, en las últimas horas ha surgido una pequeña polémica que podría generar malestar en la familia. Todo surgió a partir de la elección de Tamara Falcó para los dos vestidos que utilizará ese día. Su idea es que ambos sean sofisticados, cómodos y de una firma no comercial, tarea que encomendó a Juan Avellaneda, una de sus personas más cercanas.
El problema es que esa elección significa que Tamara se aleja de Cristina Reyes, la estilista personal de la familia que la ha acompañado durante muchos años. Esta postura confronta directamente con la de Isabel Preysler y Ana Boyer, que seguirían contando con los servicios de su diseñadora de confianza.
De momento no hay ningún tipo de palabra oficial sobre lo que puede haber causado esta decisión de Tamara Falcó. Aún así, no sería de extrañar que cause malestar en la familia, en especial en su madre, que se enseña muy arraigada a las costumbres y a las tradiciones y que puede ver esta situación como una especie de desacatamiento contra ellas.