Mucho se ha hablado a lo largo de los años sobre Charlène de Mónaco. La princesa es conocida como "la princesa triste" por la expresión que mantiene siempre en su rostro desde que oficializó su casamiento con Alberto II. Siempre ha sido muy reservada y no se sabe mucho de ella, por eso, aquí te contamos algunas cosas que quizás no sabías.
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El origen de Charlène de Mónaco
A pesar de que siempre se la nombra como la princesa debido a que nació en la actual Zimbabue y se crió en Sudáfrica desde los 11 años, lo cierto es que la familia de Charlène no proviene de dicho país. La familia de Charlène por parte paterna es europea y emigraron a dicho país desde Alemania para incursionar en el mundo de los diamantes. Sus antepasados son de origen británico.
La infancia de Charlène de Mónaco
Charlène no siempre vivió de lujos. Es más, podría decirse que su familia era una común. En una oportunidad, la princesa de Mónaco contó que no tenían electricidad porque no podían pagar la factura. Además, sufrió los flagelos del apartheid en Sudáfrica. "Me encontré con la segregación racial. Me separaron de los otros niños. Fui testigo de las injusticias y desigualdades que se ceban especialmente con los más pequeños", dijo sobre el tema en una entrevista.
La natación, la pasión de Charlène
La pasión de Charlène por nadar viene desde que era pequeña, ya que su madre era profesora de natación. Desde siempre se dedicó profesionalmente al deporte y en el equipo nacional de Sudáfrica, en un campeonato de 1999, ganó tres medallas de oro y una de plata. En los juegos de la Commonwealth de 2002 consiguió una medalla de plata y participó en los juegos de Sidney del 2000. Dejó su carrera por una lesión en el hombro y luego para dedicarse más de lleno a su trabajo como princesa.
El comienzo de su vínculo con Alberto II
Charlène y Alberto II se conocieron en los juegos olímpicos de Sidney en el 2000. Allí, el flechazo fue inminente y se los vio muy juntos y cómplices. No obstante, pasaron cinco años hasta que hicieron su vínculo oficial. En junio del 2010, más precisamente el día 23, anunciaron públicamente su compromiso. Un año después, se casaron.
El acuerdo prematrimonial
A pesar del supuesto amor que había entre ambos, Alberto II le hizo firmar a Charlène un acuerdo prenupcial una semana antes de la boda. En el mismo, la nadadora se comprometía a permanecer casada al menos cinco años con el príncipe de Mónaco y, en ese tiempo, debía dar un heredero al principado.