Felipe VI de España asumió el trono en junio de 2014, en un período de agitación política y crisis económica en el país. Una de sus decisiones más significativas fue su respuesta al desafío independentista de Cataluña en 2017. El rey eligió tomar una postura firme a favor de la unidad de España, en lugar de adoptar un rol más mediador.
El 3 de octubre de 2017, Felipe VI pronunció un discurso televisado, dos días después del referéndum de independencia de Cataluña, que fue declarado ilegal por el Tribunal Constitucional de España. En su mensaje, el rey condenó la conducta de las autoridades catalanas y apoyó las medidas tomadas por el gobierno central, algo que fue interpretado como una toma de partido político en lugar de un esfuerzo por calmar las tensiones. Este discurso es considerado un punto de inflexión en la percepción pública del rey, tanto dentro como fuera de Cataluña.
Decisiones significativas de Felipe VI
En cuanto al ámbito institucional, Felipe VI ha trabajado para modernizar la Casa Real y mejorar su imagen pública. En 2014, por ejemplo, anunció una serie de medidas destinadas a aumentar la transparencia y la eficiencia de la monarquía, como la auditoría externa de las cuentas de Zarzuela. Esta decisión llegó después de varios escándalos que involucraban a miembros de la familia real, incluido el caso Nóos, que llevó a su entonces cuñado, Iñaki Urdangarin, a prisión por corrupción.
Otra decisión notable de Felipe VI fue su gestión durante el estancamiento político de 2019-2020. Ante la imposibilidad de los partidos políticos de formar un gobierno estable después de repetidas elecciones, el rey jugó un papel discreto pero crucial en las consultas con los líderes políticos, respetando los límites constitucionales de su cargo. Si bien sus acciones no resolvieron directamente la crisis, probó un estilo de liderazgo que equilibra la tradición y la modernidad, en un intento por mantener la relevancia y la legitimidad de la monarquía en el siglo XXI.