Hace mucho que TikTok dejó de ser solo una plataforma de videos; ahora, dicta desde cómo vestimos hasta cómo pensamos. En medio de todo esto, entre las oleadas de "Brat Girl Summer" y el auge de la estética "Very Demure", está surgiendo una tendencia que pareciera gritar un “basta” frente al consumo desmedido: Underconsumption Core. Un movimiento que va más allá de lo superficial, empujando a que gastemos menos, reutilicemos más y hagamos las paces con lo que ya tenemos
TikTok es terreno fértil para la perpetuación de microtendencias efímeras. Un día son las zapatillas blancas con plataformas, al otro una nueva crema milagrosa que, dicen, es indispensable. Pero, ¿es realmente necesario vivir al ritmo de lo que los algoritmos dictan? Los defensores del Underconsumption Core parecen estar diciendo que no. En vez de sumarse al desfile de novedades, eligen abrazar la frugalidad como un estilo de vida, destacando algo tan simple (y tan olvidado) como usar cada gota de una crema antes de comprar una nueva o llevar las mismas gafas de sol por más de una década.
Lo curioso es que, en otro momento, estas prácticas hubieran sido vistas como sentido común. Sin embargo, en tiempos donde los influencers te venden la vida perfecta en sus interminables “shopping hauls”, el minimalismo casi parece una declaración política. La sobreexposición a lo nuevo, a lo que “tenés que tener ya”, ha distorsionado por completo nuestra percepción de lo que significa consumir de manera consciente.
Este nuevo culto a la moderación resuena particularmente en Gen Z y los millennials jóvenes, generaciones atrapadas en un loop de crisis económicas y climáticas. Lo que para muchos es una estética, para ellos es una respuesta a la asfixiante realidad de la vida adulta: inflación, precariedad laboral y un planeta al borde del colapso ambiental. No es casualidad que la tendencia esté tan alineada con los ideales de sostenibilidad y responsabilidad social, desafiando frontalmente la cultura del consumo que nos prometió felicidad a cambio de llenar carritos de compra virtuales.
No es la primera vez que surge una reacción frente al consumo excesivo. Recordemos el movimiento de la “deinfluencia” que apareció hace poco, donde los usuarios desafiaban a los influencers y sus recomendaciones incesantes. Underconsumption Core lleva esa resistencia un paso más allá, recordándonos que no necesitamos seguir cada moda pasajera, que podemos habitar nuestros espacios de una manera más consciente y que reutilizar también es una forma de poder.
Y es que, en un mundo donde todo parece desechable, aferrarse a lo que ya se tiene puede sentirse como un acto revolucionario. La rebeldía, a veces, también se encuentra en la sencillez: un par de zapatillas que te han acompañado por años, una botella de perfume que usas hasta la última gota, una prenda de ropa que no necesita ser reemplazada cada temporada. Porque sí, la verdadera opulencia puede estar en lo que elegimos no comprar.