Las impactantes fotos de Federico de Dinamarca paseando por Madrid junto a Genoveva Casanova continúan generando controversia. En medio de la polémica, la ex de Cayetano Martínez de Irujo ha terminado su pacto de silencio con el hijo de la Reina Margarita, admitiendo que se siente "destrozada" en medio de su refugio. Mientras tanto, Mary de Dinamarca mantiene su agenda pública, pero medios daneses sugieren que estaría considerando solicitar el divorcio. En tanto, el heredero sigue ajeno a la polémica en el Palacio de Fredensborg, su residencia oficial.
Un Vistazo al Palacio de Fredensborg: Residencia Oficial de la Realeza Danesa
El Palacio de Fredensborg, una joya arquitectónica construida en el siglo XVIII, es la residencia oficial de Federico y Mary de Dinamarca desde 2021. Con 30 habitaciones, salones, bibliotecas y una pista de hípica, esta majestuosa residencia se erige como un símbolo de la historia real danesa. Construido durante el reinado de Federico IV, ha experimentado expansiones a lo largo de los años, sirviendo incluso como hospital y almacén en diferentes períodos.
Un Retorno a las Raíces: La Historia del Palacio y su Actual Función
Aunque Fredensborg ha sido una segunda residencia oficial de la Reina Margarita, también desempeña un papel fundamental para Federico y Mary de Dinamarca. Durante la visita de los Reyes de España, la pareja real se hospedó en este palacio, sumando más controversia a la situación desatada por las fotos comprometedoras. Con jardines barrocos que abarcan 122 hectáreas, una piscina y una capilla, el palacio es un enclave donde se entrelazan la historia y la vida contemporánea de la monarquía danesa.
Mientras el escándalo personal de Federico de Dinamarca ocupa titulares, la vida cotidiana en el Palacio de Fredensborg continúa. Con un jardín privado de flores y árboles cítricos que solo se abre al público durante cinco semanas al año, la residencia real se mantiene como un punto de encuentro entre la historia y la modernidad. Estatuas esculpidas por Johannes Wiedewelt adornan las avenidas, recordando la rica tradición artística de la monarquía danesa. La controversia y la majestuosidad coexisten en el Palacio de Fredensborg, dejando al público con un intrigante vistazo a la vida real detrás de los titulares.