La semana pasada, la ausencia de Jorge Javier Vázquez alarmó a toda una audiencia que ya está shockeada tras el anuncio de que ´Sálvame´ tiene los días contados. En su reemplazo, María Patiño tomó la posta y fue quien llevó adelante estos días de prescripción médica. Pese los mensajes de aliento que recibió por parte de sus compañeros de trabajo, el periodista no se pronunció al respecto, generando la incertidumbre de propios y extraños. Sin embargo, una imagen lo dejó en evidencia ante todos aquellos que están al asecho.
En este contexto, Jorge Javier Vázquez este fin de semana se reunió con su fiel amiga, Rocío Carrasco, y juntos asistieron a la obra teatral ´Aladdin´. Las imágenes comenzaron a circular en todos los medios digitales, poniendo en tela de juicio la veracidad de su indisposición. Por esta razón, algunos especialistas comenzaron a circular el rumor de que el empresario televisivo está tirando de la cuerda y está causando el enojo de la cúpula directiva de Mediaset quien ya los tiene entre ceja y ceja.
Os puede interesar: "El regreso de Jorge Javier Vázquez a la televisión"
Hace tan solo unas semanas, se desveló cuál es el monto que los ejecutivos le deberán pagar a Jorge Javier Vázquez una jugosa indemnización si es que anhelan prescindir de sus servicios. Vale recordar que el escritor tiene contrato con la cadena hasta 2025, por lo que se supone que un personaje de su talla no perderá el protagonismo que supo conseguir durante estos catorce años ininterrumpidos al aire. Asimismo, los estragos mediáticos que causó la hija de Rocío Jurado luego de las dos series documentales que protagonizó, dejó en jaque a todos los espectadores que le eran incondicionales. Pero queda claro que el comunicador nunca estuvo de acuerdo con las nuevas directivas de la cúpula directiva que estableció un controversial código ético. Desde ese entonces, los tironeos y los mensajes entre línea se hicieron notar.
Jorge Javier Vázquez pasa factura
Si bien como trabajador de Telecinco Jorge Javier Vázquez debe estar sujeto a directivas, en su vida privada manda él. Y vaya si difiere de lo que se ve en el plató. Mientras en la pantalla pequeña tiene un bozal que le impide hablar con total libertad, en el ámbito personal hace y deshace como quiere. Por lo tanto, se puede concluir que ya no se siente parte de la cadena ni tampoco se siente a gusto con su forma de llevar a cabo el periodismo. Un "enano totalitario" -como se define él- que tiene las alas cortadas y que sus aleteos están salpicando de polémicas y malestares a quienes arriesgaron alguna vez por su carisma y talento al frente de las cámaras.