Conservar tus alimentos de forma correcta no solo es esencial para mantener su sabor y nutrientes, sino también para aprovechar al máximo cada compra y reducir el desperdicio. Descubre a continuación algunos trucos sencillos y efectivos que te ayudarán a mantener tus alimentos frescos por más tiempo y, de paso, contribuir a un consumo más responsable y sostenible.
Cuando las frutas alcanzan su punto de madurez pero no están destinadas a ser consumidas inmediatamente, una solución práctica es el congelamiento. Es aconsejable cortarlas en trozos antes de congelar, facilitando su uso futuro en batidos o postres. Además, este método retiene la mayoría de las vitaminas y minerales presentes en las frutas, manteniendo así el valor nutricional de los alimentos.
La longevidad de los embutidos puede extenderse mediante la utilización de papel film transparente y envases herméticos. Al envolverlos y luego almacenarlos en envases, se reduce el contacto con el aire y la humedad, minimizando así el crecimiento bacteriano y manteniendo la frescura de estos alimentos por más tiempo.
En cuanto al queso, se dice que este alimento requiere de un cuidado especial en su almacenamiento. Mantenerlo en un rango de temperatura entre 8 y 12 grados Celsius es ideal para evitar la formación de moho. Además, envolverlo en papel encerado antes de colocarlo en una bolsa plástica ayudará a preservar su textura y sabor.
Las verduras de hoja y ensaladas se benefician de una servilleta de papel colocada en su envase. Con este truco ayudarías a absorber la humedad excesiva, manteniendo la frescura de estos alimentos por más tiempo. En el caso del aguacate, una vez alcanzada su madurez, es preferible refrigerarlo. Pero si se ha cortado, mantener el hueso y rociar la superficie con limón ayuda a preservar su color y frescura, retardando la oxidación que conduce a la decoloración y deterioro del sabor.