La familia real de Mónaco enfrenta interrogantes sobre la propiedad de las preciadas joyas Grimaldi, generando preocupación sobre el posible uso y abuso por parte de Charlène Wittstock, Carolina y Carlota Grimaldi. La revelación de las finanzas familiares por parte del excontable Claude Palmero ha puesto de manifiesto gastos extravagantes y un estilo de vida opulento, alimentando la inquietud sobre la transparencia fiscal en Mónaco.
Las declaraciones de Palmero, despedido por Alberto en 2023, han destapado gastos faraónicos del príncipe, destinados a satisfacer las demandas de Charlène y otros miembros de la familia. La investigación del Consejo de Europa sobre la falta de transparencia fiscal en Mónaco ha agregado una capa adicional de escrutinio, cuestionando la línea divisoria entre las finanzas personales de los Grimaldi y los fondos del Principado.
La preocupación se extiende a las joyas históricas, destacando la posibilidad de que piezas como la tiara Pearl Drop de Cartier y otros conjuntos adquiridos por la princesa Carlota en el siglo XX puedan ser reclamadas por Charlène para su hija, Gabriela. La incertidumbre sobre la propiedad de estas joyas podría desencadenar complicaciones legales y disputas sobre su destino final.
La controversia actual pone de relieve tensiones entre las princesas Carolina y Estefanía de Mónaco y Charlène Wittstock, elevando la pregunta sobre si las joyas Grimaldi seguirán siendo de propiedad privada o se someterán a una posible "recalificación" para ser utilizadas por la próxima generación de la familia real de Mónaco.