El príncipe Guillermo enfrenta un difícil año, enfrentando una serie de problemas que amenazan con eclipsar su papel como heredero al trono. Al nulo vínculo con su hermano Harry se suman preocupaciones por la salud de su padre, el rey Carlos III, diagnosticado con cáncer, y de su esposa Kate, quien se recupera de una misteriosa cirugía abdominal. La visita privada de Harry al rey Carlos, sin reunirse con su hermano ni su cuñada, destaca la brecha en la unión entre los hermanos.
La situación actual del príncipe Guillermo ha llevado a comparaciones con el "annus horribilis" que la reina Isabel II declaró en 1992, marcado por problemas familiares y escándalos. Mientras Isabel II enfrentaba divorcios y escándalos en su familia, el mayor de los hijos de Carlos y Diana lidia con asuntos sensibles como la salud de sus padres y el vínculo complicado con su hermano. La nula interacción entre los hermanos en eventos recientes refuerza la división entre ellos.
Guillermo, en sus apariciones públicas, enseña signos evidentes de preocupación y cansancio. Su delgadez y expresión facial revelan la presión que enfrenta en medio de los problemas familiares. Mientras intenta mantener una imagen positiva, la realidad de los desafíos personales y familiares se hace evidente. Aunque se especulaba sobre una posible reconciliación durante la visita de Harry, la ausencia de encuentro entre los hermanos confirma la profundidad de la brecha.
La reaparición pública de Harry en un evento deportivo en Las Vegas, en lugar de mostrar solidaridad familiar, genera sorpresa y críticas. Su actitud triunfal, más propia de una estrella de Hollywood, contrasta con la seriedad de los problemas de salud en su familia. La incertidumbre sobre el futuro de Guillermo como heredero al trono se intensifica en medio de este periodo complicado.