Una sentencia judicial resolvió que el contenido de las últimas voluntades de Felipe de Edimburgo permanezcan en secreto por los próximos noventa años. La decisión fue tomada por el juez Sir Andrew McFarlane, quien preside la División de Derecho de Familia del Tribunal Supremo de Reino Unido.
El juez expresó respecto al testamento de Felipe: “He considerado que, debido a la posición constitucional de la soberana, resulta apropiado disponer de una práctica especial con relación a los testamentos reales. Es necesario mejorar la protección de los aspectos verdaderamente privados de las vidas de este grupo limitado de personas con el objetivo de preservar la dignidad de la soberana y de sus familiares más cercanos”.
McFarlane ha admitido que ni siquiera él ha tenido acceso a las voluntades de Felipe e informó que las vistas preliminares fueron llevadas a cabo a puerta cerrada para evitar el acceso de los medios de comunicación. No es la primera vez que sucede este tipo de hechos en la familia real británica. Es una costumbre que se realiza desde 1910, cuando María de Inglaterra pidió que se mantuviese en secreto el testamento de su hermano, el príncipe Francisco de Teck.
Actualmente existen unos treinta testamentos de la realeza británica que se encuentran guardados, entre ellos el de la Reina Madre y el de la princesa Margarita. No así el de Lady Di, del cual se reveló que la mayor parte de su dinero fue destinado a sus hijos, los príncipes Guillermo y Harry.