Ayer todo el país celebró el Día de la Hispanidad —mejor conocido como la Fiesta Nacional—, en donde se realizó un desfile por el paseo de las Castellanas en Madrid, al que acudió parte de la familia real y el presidente, Pedro Sánchez. Lo cierto que uno de los protagonistas de la jornada fue el coche que transportó a los monarcas hasta el palco. El mismo guarda un lado oscuro que aún tiñe a Felipe VI y a Letizia.
Debido al famoso y criticado retraso de Sánchez al evento, Letizia y Felipe aguardaron en el Rolls-Royce Phantom IV hasta su llegada. El mismo es considerado casi único en el mundo. De una serie de 18, 3 se encuentran en nuestro país, los cuales son destinados a funciones gubernamentales o de la propia familia real. Lo cierto es que su llegada a España y el pase directo de los mismos se conecta con una de las épocas más sombrías del pasado reciente.
Francisco Franco adquirió 3 coches de una colección a la que pocos mandatarios y personas del más alto nivel económico podían acceder. Luego del abandono de su gobierno, las piezas de lujo se trasladaron automáticamente a la posesión de la familia real. Estos modelos fueron parte de hechos históricos, en especial el que utilizaron ayer Felipe y Letizia. Los monarcas asistieron a la Fiesta Nacional en el mismo automóvil que los trasladó el día de su boda.
Además del momento romántico en el que los monarcas recorrieron las calles de Madrid el día de su casamiento, fue el mismo que en 2014 portó a Felipe a su coronación. Si bien en ese instante padeció de unas reformas para ser descapotable, ayer se utilizó con el techo. Se estima que el Phantom del hijo de Juan Carlos I es el tercer coche más caro de un jefe de Estado mundial con un valor de 750.000 dólares.