La reina emérita Sofía se convirtió en un ejemplo a seguir para muchas damas españolas que en su momento imaginaron alcanzar el palco real. Hoy, en medio de su 84 cumpleaños, la esposa de Juan Carlos I pasó casi a un segundo plano, con el cambio generacional, el distanciamiento de su esposo, sus nietas cumpliendo el rol de futuras soberanas y una Letizia que poco hace por recomponer el vínculo. En plena soledad y colmada de varapalos, la madre de Felipe VI celebra otro aniversario de vida.
Una de las principales preocupaciones para la emérita Sofía, es el distanciamiento de su nieta Leonor, quien reside en Gales debido a sus estudios de bachillerato. Además, la infanta Sofía se mantiene en el Pabellón del Príncipe, que si bien está dentro de la Zarzuela, no visita por no lograr coincidir con los tiempos. Además, la crisis legal que envuelve a Juan Carlos es del menor agrado para la reina, quien hace poco conoció más secretos sobre las infidelidades del excluido monarca.
En medio de un círculo familiar tan ajetreado, Sofía padece el malestar de Constantino, su hermano, quien debió mudarse a Atenas, muy cerca del hospital, ya que su salud empeora día tras día. Hace semanas, la emérita y su hermana Irene acudieron a su cuidado, pero entienden que un sujeto de tal edad, podría dar la peor noticia en cualquier momento.
Tal es así que, en medio de los varapalos que sus nietos Iñaki y Victoria Federica protagonizan casi todas las semanas en público, la emérita Sofía solo puede resguardarse en su hijo Felipe VI, el favorito. La protección a su madre es tal que quedó en evidencia en la entrega de los Premios Princesa de Asturias, en donde el monarca se aseguró que su madre también sea partícipe de tal evento, como se debe. A pesar de tener un círculo familiar cada vez más distante, la abuela de Leonor eligió preservar una agenda con obligaciones varias, la cual le permite, a sus 84 años, generar envidia y recelo entre todas las damas de su edad.