La infanta Cristina nunca creyó que tendría que vivir una situación como la que atraviesa tras el estallido mediático generado por su separación de Iñaki Urdangarin. Desde entonces, la infanta ha logrado evitar a la prensa y se ha cuidado mucho de hacer alguna aparición pública, a menos que sea para visitar a su hijo Pablo. Cuando el joven jugador de balonmano tiene un partido importante por delante, la cita para su madre es ineludible.
La hija del Rey emérito es muy cercana a Pablo Urdangarin. El jugador del Barça es quien más ilusionado estaba con una reconciliación entre su padre y su madre, la cual parece que no se irá a producir pese a algunos rumores iniciales que aseguraban un acercamiento entre ambos. Lo cierto es que la infanta Cristina, con residencia en Ginebra, ha encontrado refugio en su familia y el trabajo, aunque, a juzgar por sus últimas imágenes, parece que no ha estado pasando por su mejor momento.
Presente en el partido de Pablo, la infanta Cristina ha estado apoyando a su hijo desde la grada tal como lo hiciera su expareja hace unos pocos días. Allí, se la ha podido ver con un semblante triste y anémico debajo de su mascarilla. Vestida totalmente de negro, su aspecto era visiblemente desmejorado.
Es evidente que la hermana de la infanta Elena aun no se ha podido reponer del duro golpe que supuso su sonada separación de Iñaki Urdangarin y se ha estado refugiando en sus hijos y su familia, la cual se ha mantenido más unida que nunca en esta dura situación que golpea al núcleo familiar.