La salida de la vida pública de Charlène de Mónaco movió resortes no solo en el interés de la prensa, sino también puertas adentro de su vida familiar. La Princesa estuvo internada en situaciones confusas y herméticas: se habló de una cirugía que salió mal y hasta de una situación delicada de salud mental. Sea como sea, quienes más sufren esta situación, son sus hijos.
Son mellizos y cumplieron 7 años. Son los pequeños príncipes Jacques y Gabriella, quienes están al cuidado de su padre, Alberto de Mónaco. Claro que la corona está con custodia periodística y los reporteros y paparazzis ven a diario a los pequeños y notan cierta angustia en los niños, quienes sufren la distancia con su madre, Charlène de Mónaco.
“Cada día se los ve más tristes”, dicen desde el círculo real. En su carácter de padre, Alberto II intenta que los niños se distraigan y pasen tiempo fuera del palacio, el cual se convirtió en un lugar triste y nostálgico, con recuerdos de Charlène por todas partes. Se vio a la familia real asistir a un partido de baloncesto de AS Mónaco y varios fotógrafos hicieron la misma observación sobre el presente de los niños.
No se sabe si los niños conocen la versión oficial. No se sabe cuál es el verdadero estado de salud de Charlène de Mónaco ni por qué hay tantos esmeros reales en que el hermetismo sea inquebrantable: casi no hay filtraciones y son muy pocos los datos sobre el paradero y los motivos que llevaron a Charlène a distanciarse de todo y de todos.