Las tiaras son uno de los objetos más preciados de las reinas de todo el mundo. Desde tiempos inmemoriales, las mujeres de la realeza han lucido las más preciosas piedras engarzadas en oro o plata en sus cabezas. La mayoría de estas piezas fueron pasando de generación en generación de unas familias a otras, pero lo cierto es que nunca perdieron su valor y son una gran parte de la historia de la Realeza.
Según dictaba la tradición, las tiaras debían ofrecerse como regalo a las novias reales o de la aristocracia. Y hoy por hoy, brillan en actos oficiales y son símbolo de poderío aún en este siglo. Además, de acuerdo a varios historiadores, en su momento, las tiaras debían usarse de manera oblicua en la cabeza de quien la luciera, pero con el tiempo esto cambió y ahora se ubican de forma casi vertical, como un sombrero.
La Tiara Flor de Lis
De acuerdo al joyero de la Casa Real Española, es una de las piezas de joyería más valiosas. Se trata de una obra de joyeros madrileños Ansorena, y no es la única pieza que realizaron para la familia real.
Está compuesta por finos brillantes engarzados en platino (material más raro y por ende, más caro, que el oro) que forman una flor de lis, y de ahí proviene claramente su nombre. Basado en datos históricos, se sabe que esta tiara fue un obsequio del rey Alfonso XIII a la reina Victoria Eugenia.
La tiara de esmeraldas
Esta impresionante tiara le perteneció a la primera esposa de Napoléon Bonaparte, la emperatriz Josefina (quien falleció en 1810). Pero no fue ella su primera dueña, sino que antes, la tiara estuvo en manos de la casa real de Suecia y luego pasó a la de Noruega. La reina Sonia es amante de esta tiara, es su favorita, y soólo ella la luce cada vez que tiene la oportunidad.
Su composición es de diamantes y esmeraldas. Las piedras preciosas forman un patrón geométrico en el que se combinan cuadrados y rombos.
La tiara rusa
Esta tiara que la Reina Isabel II luce en la imagen está compuesta por setenta barras de platino en la que se incrustaron un total de 488 diamantes. Su imponente diseño se inspiró en lo que se conoce como Kokoshnik, tocados rusos. Fue obsequiada a la reina Alejandra, la esposa de Eduardo VII, en sus bodas de plata (se celebra cuando una pareja cumple 25 años de casados).
Esta tiara es la favorita de la Reina Isabel, a tal punto que la llevó puesta como tocado de novia el día que se casó con Felipe de Edimburgo.
La tiara de zafiros
Impresionante tiara que es parte de las piezas más despampanantes de la colección de la Casa Real de Holanda. Es un diseño del joyero Melleiro y cuenta con 31 zafiros y 655 diamantes provenientes de Sudáfrica, a principios del siglo XX. Es parte de un conjunto que se compone por dos brazaletes, pendiente y un broche. Además, tiene forma de corona rusa, algo que según expertos, estaba muy en boga en ese momento.
La tiara de la reina Federica o tiara prusiana
Probablemente la tiara más recordada de España, es que tanto la reina Sofía como la reina Letizia la lucieron para sus respectivos matrimonios. La modesta, pero no menos valiosa tiara, perteneció a la reina Federica, quien fue madre de doña Sofía, que, a su vez, la heredó de su familia, la casa Brunswick de Prusia.
En cuanto a su estilo, es neoclásico y está formada por algunos motivos griegos. Es una creación de los joyeros Robert y Louis Koch, oriundos de Berlín. La forjaron en 1913 en platino y diamantes. El diseño está compuesto por hojas de laurel y la greca helena. Además le cuelga del centro un diamante en forma de gota.
Bonus: La tiara de los siete camafeos
Esta preciosa y rara tiara le perteneció a Josefina, emperatriz de Francia. Le fue obsequiada por su marido, Napoleón Bonaparte.
En cuanto a su estructura, se trata de una tiara con estructura de oro rojo y siete camafeos engarzados. En los mismos se pueden apreciar tallados algunos detalles mitológicos griegos. La preciosa tiara fue elegida por la princesa Victoria de Suecia para llevar durante su boda.