Mientras el paradero de Charlène de Mónaco continúa siendo un misterio tras su regreso al Principado, las responsabilidades y rutinas reales continúan para Alberto. Luego de que anunciara su vuelta el pasado mes de marzo, la princesa aún no ha sido vista en público, ni siquiera llevando a cabo alguna actividad privada, personal ni, mucho menos, del ámbito de los compromisos profesionales.
Alberto, en cambio, continúa su rutina junto a sus mellizos, Jacques y Gabriella. La familia Grimaldi continúa siendo uno de los apoyos clave para el príncipe y sus hijos. Desde sus hermanas, Carolina y Estefanía, hasta sus sobrinos y las parejas de estos han sido vistos cerca del monarca, así como también los Wittstock, quienes mantienen su posición en el Principado a pesar de la ausencia de Charlène, resguardando su lugar.
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Tal es el caso de Gareth y San, hermanos de la princesa Charlène, que han sabido encontrar su lugar en la sociedad monegasca, tanto en lo personal como en lo que a sus profesiones respecta, lo que les ha permitido tener una cercanía casi diaria con Alberto de Mónaco. La cuñada de Charlène, Chantell, ha sido la primera en pronunciarse respecto al regreso de la exnadadora: “No está claro aún donde se instalará ni nada de eso, es decir, acaba de llegar y tiene aún que situarse. La Princesa está muy contenta de ver a los niños y ellos de ver a su madre de nuevo", afirmó ante los reporteros del "Daily Mail", semanas atrás.
Quienes más han servido de ayuda al príncipe han sido sus propias hermanas, Carolina y Estefanía, quienes cumplen sus respectivos roles institucionales además de cuidar a los mellizos, Jacques y Gabriella, cada vez que es necesario, dejando en claro que la complicidad continúa intacta entre los Grimaldi, a pesar del misterioso accionar de Charlène.