El rey Juan Carlos I y la reina Sofía tuvieron una extensa luna de miel en la que dieron la vuelta al mundo durante casi seis meses. Todo comenzó en la lujosa suite del Creole, un gran velero de 63 metros, propiedad del magnate Stavros Niarchos. Sin embargo, lejos de ser romántica, la velada fue accidentada.
La luna de miel comenzó en Corfú, donde la reina Sofía había pasado todas sus vacaciones, en el palacio de Tatoi. El viaje continuó con una parada en Roma; allí fueron los invitados del príncipe de Civitella-Cesi. Días después, el matrimonio real tuvo la oportunidad de visitar al Papa Juan XXIII.
La siguiente escala de la luna de miel del rey Juan Carlos I y la reina Sofía fue Madrid, donde se entrevistaron con el general Franco, en el Palacio de El Pardo. Posteriormente visitaron a los príncipes Rainiero y Grace de Mónaco en Montecarlo. Luego marcharon hacia la India y la última parte del viaje fue en Estados Unidos, donde se encontraron con John F. Kennedy.
Por el hecho más llamativo tuvo lugar días antes de la boda. Sucedió que el rey Juan Carlos I se había roto la clavícula izquierda practicando karate. El padre del rey Felipe VI estuvo con el brazo escayolado durante toda la noche de fiesta y al arribar a la suite se dio cuenta que el yeso se le había pegado a la piel. La reina Sofía se tuvo que encargar de despegárselo con mucho cuidado porque se le había hecho carne viva. Así ha sido la accidentada luna de miel de los reyes.
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