Los cuentos de Disney han creado historias fantásticas acerca de la vida en un reino, siendo monarcas, con vidas estupendas en asombrosos castillos y un estilo magnífico de ensueño. Las películas han llevado a que miles de personas se ilusionasen con ser princesas y príncipes pero, en la realidad, no todo es así, y a pesar de que el cariño verdadero puede triunfar, a Grace Kelly le costó una millonada ser la esposa de Raniero III de Mónaco.
Cuando el padre del actual soberano de Mónaco, Alberto II, se enamoró perdidamente de la estrella de cine Grace Kelly, la realidad del principado cambió para siempre. Aquel pequeño territorio al sur de Francia debió su fama a la actriz estadounidense, quien fue obligada a entregar una cuantiosa suma de dinero por esposar al entonces monarca Raniero III.
Según un reciente documental titulado 'Grace Kelly: The Missing Millions', la entonces princesa abonó una cifra impensada para esa época. Recordemos que la boda tuvo lugar en Mónaco el 18 de abril de 1956 bajo la fastuosa puesta en escena para sí misma, en la que arribó a Montecarlo en un barco. Para asegurarse que todo era realmente obra de afecto, Kelly le pagó a la Corona un total de 2 millones de dólares, unos 20 millones de euros actuales, además de ser haber sido obligada a renunciar a su vida como actriz.
Lo cierto es que la antecesora de Charlène no abandonó este plano siendo del todo rica ya que, al momento de padecer el accidente que terminó con su vida en 1982, la entonces princesa de Mónaco solo tenía 8.500 euros y una casa de campo en Irlanda heredada de su abuelo. De esta manera, Grace Kelly, el estandarte del cine de mediados del siglo XX, dejó este mundo habiendo pagado una considerable cifra por asegurar su matrimonio con el príncipe, con el oculto motivo de hacer de la ciudad-estado una tierra famosa.