En todas las monarquías suceden hechos que marcan de por vida a sus herederos. Existen leyes que rigen y determinan el futuro de cada futuro soberano. En general, esto sucede mucho antes de que estos vean la luz del día por primera vez. En esa línea, Gabriella, la hija mayor de Charlène de Mónaco y Alberto II, carga con un peso importante por el hecho de ser una muchacha.
Gabriella coincide con su tía Carolina de Mónaco en un hecho que ha determinado su rol como integrante de la familia Grimaldi. A pesar de ser la hija mayor de Charlène y de que tiene a su hermano gemelo Jacques, la pequeña llegó a este mundo con una carga por ser muchacha. ¿A qué se debe esta norma que imposibilita a la niña llegar al trono del Principado?
En Mónaco rige la ley sálica: al igual que en España, ordena a suceder en el trono solo a los hombres. Sin embargo, en caso de que simplemente existan hijas, la norma establece que la mayor será coronada reina del Principado. Es así como Gabriella nunca podrá ocupar el rol importante de gobernar una de las monarquías más ricas de Europa.
Gabriella, al igual que su tía Carolina, quien es la hermana mayor, tuvo que ceder su herencia para que Alberto II pudiera asumir como rey de Mónaco. Cabe recordar que en ese país la iglesia católica aún cuenta con una influencia significativa en la vida de los soberanos. Es por ello que los hijos extramatrimoniales del Jefe de Estado —Jazmín Grace y Alexandre— nunca fueron reconocidos para suceder al trono, caso diferente a lo que ocurrió con Charlène y sus retoños.