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El principado de Mónaco se caracteriza por ser uno de los más bellos y glamorosos de toda Europa. Sin saberlo, al momento de contraer matrimonio con Alberto II, Charlène se convirtió en la propietaria máxima de las distintas residencias de la dinastía Grimaldi. Entre ellos, se encuentran palacetes, palacios y casonas que aún guardan el encanto del típico cuento de hadas. A continuación, te enseñamos las posesiones edilicias de la 'princesa triste'.
Palacio real de Charlène y Alberto II
Casa de campo, a las afueras de Mónaco. Sitio predilecto de Charlène
Palacio de Roc Agel, ubicado al norte de Francia. Proviene de los tatarabuelos de Alberto II
Villa Clos Saint-Martin, ubicado cerca del palacio real donde vive Charlène