Este lunes, el rey Felipe ha estado de celebración, pues llegó a su cumpleaños número 55 y, como era de esperarse, se esperaban largas jornadas de festejo y agasajos para saludarlo. Sin embargo, lo que más anhelaba él era reunir a su familia, cosa que lo veía más que difícil ya que sus hijas estaban lejos de la casa real cumpliendo con sus actividades escolares. No obstante, la princesa Leonor no quiso perderse el natalicio de su padre y decidió sorprenderlo.
Sin pensarlo, la primogénita del rey Felipe preparó sus maletas y viajó el pasado viernes desde Gales al Palacio de la Zarzuela. Según informó el portal ´Vanitatis´, el arribo de la manceba monarca se dio en absoluta discreción debido a que los allegados al esposo de Letizia querían que su corazón se llene por completo de alegría. En otras palabras, iba a volver a tener a su familia nuevamente reunida, donde las tres relucientes damas son las protagonistas.
La información trascendida por el medio citado asegura que la hija del rey Felipe ha culminado la semana de sus clases el 27 de enero, motivo por el cual tomó un avión y arribó a España. La muchacha se quedó todo el fin de semana junto a sus progenitores compartiendo momentos y acompañando al homenajeado en este día tan especial para él. Asimismo, la emérita Doña Sofía también pisó suelo nacional donde llegó de Atenas para estar en la celebración familiar, aunque su viaje, al igual que el de su nieta, será relámpago puesto que regresará para asistir a los memoriales por la muerte de su hermano Constantino.
Por su parte, el problemático vínculo entre el rey Felipe y sus hermanas, junto con sus sobrinos, habrían hecho que estos desistiesen de participar de las cenas y almuerzos, al igual que su padre, el rey Juan Carlos. Lo cierto es que lo que más añoraba el supremo era estar con su familia y así fue: antes de soplar las velitas su sueño se había hecho realidad. Y era que sus princesas y su esposa estuvieran a su lado.