Quienes conocen la historia de la reina Sofía no temen en afirmar que ha vivido toda su vida encarcelada en una jaula de oro, a merced del rey Juan Carlos y obligada a amoldarse a una situación que no quería pero que era imposible evitar. Esas mismas personas también explican que durante todo ese tiempo ha habido alguien que, en silencio y sin tomar notoriedad de ningún tipo, ha sabido acompañarla y cobijarla cuando más lo necesitaba.
Se trata de Irene de Grecia, su hermana. Según cuenta El Nacional, tras una conversación con la reina Sofía, aquella decidió ir a visitarla durante unos días al palacio de la Zarzuela. Al hacerlo, parece haberse sorprendido y preocupado por el panorama que había allí dentro, ya que decidió quedarse a acompañarla. Desde ese momento, han pasado ya 40 años en lo que no se han dejado solas.
Irene ha sido el motivo por el que la reina Sofía pudo sobrellevar las infidelidades de su esposo y los innumerables conflictos familiares, con el encarcelamiento de su yerno, Iñaki, como punto más álgido. Ha sido su apoyo, su compañera incansable de desayunos (ceremonia que ninguna de las dos se pierde), y quien la ha arropado cuando más lo necesitaba.
Sin dudas, la vida de la reina Sofía hubiese sido completamente diferente sin la presencia de su hermana a su lado. Si hoy en día se la puede ver bien y de pie, a pesar de todo lo que ha sucedido con su familia, es gracias a Irene, quien probablemente sea la única persona que nunca la ha dejado sola.