Juan Carlos I ha protagonizado un sinfín de polémicas durante su vida. Muchas de ellas debido a la filtración de imágenes donde se le veía en situaciones comprometedoras. Un ejemplo de esto podría ser cuando se supo que practicaba la caza de elefantes. Lo mismo pasó cuando se conocieron otros detalles sobre su vida privada.
Hace ya varios años, se conoció que Juan Carlos I llevaba una doble vida. El emérito pasaba parte de su tiempo en la finca de La Angorrilla donde compartía con Alexander zu Sayn-Wittgenstein, el hijo de Corinna Larsen, y el príncipe Casimir zu Sayn-Wittgenstein. Era tan especial el vínculo que habían forjado que muchacho le llegó a llamar “papá”.
“Juan Carlos ha consentido a Alexander más que a sus hijos. Decía que no había sido muy atento con ellos”, contó la misma Corinna Larsen en una oportunidad. En la actualidad, el hijo de la empresaria alemana tiene 20 años y es considerado como el cuarto hijo del rey emérito, aunque solo de cariño. Vive en Inglaterra y es parte de la familia real alemana.
Aunque muchos puedan llegar a considerar esto como un gesto de nobleza por parte de Juan Carlos I, todo tiene una razón. Años más tarde, Corinna Larsen se animó a sincerarse a través de su podcast y develó que mantenía un romance con el emérito. De hecho, recientemente confesó que el padre de Felipe VI había llegado a proponerle matrimonio.